viernes, 3 de octubre de 2014

La Crítica del Mes (Octubre 2014): Trastornos subnormalicios

Todo el que me conoce, sabe algo sobre mí que me define desde mi más tierna infancia. Sin embargo, y como sé que en el público hay gente que no me conoce tanto, lo voy a decir de todas maneras: Me encanta comer. Si, ME ENCANTA COMER. ¿Algún problema? "Es que eso no es sano, así te pones gordo y no guardas la figur--" ¡CÁLLATE LA PUTA BOCA! Lo dices como si porque me encante comer estuviese engullendo las 24 horas, coño. Y la verdad, no entiendo esa obsesión insana de infravalorar la comida por el simple hecho de tener un físico "perfecto" que la sociedad ha cogido desde hace un tiempo para aquí... Los causantes son, como no, las empresas y los medios de comunicación con sus putos anuncios de moda, donde nos venden (sobre todo a las mujeres, pero a todos en general) que un cuerpo delgado es un cuerpo perfecto, y que si no lo tienes no eres bella. Que para ser la "reina" de la fiesta debes echarte no se cuántas mierdas en la cara que valen más de lo que gana un español medio en tres meses, debes hacer dietas "milagrosas" elaboradas por revistas con la misma fiabilidad que una escopeta de feria y vestir ropas que, aparte de ser lo más feo que he visto en mi vida junto a Sardina, tienen la talla de un niño de 4 años. Toda esta sarta de mierda y basura que acabo de contar (y otras muchas más) ha originado que la gente ya no se ame a sí misma, que se pierda el respeto a su cuerpo en pro de conseguir lo que la tele nos vende o las tallas que usan las modelos de París.

Pues bien, ésta obsesión colectiva, como todo virus que se precie, ha evolucionado y en muchos casos se manifiesta bajo la máscara de los trastornos alimenticios. Hay muchos que no tienen que ver nada con el tema que estoy abordando como puede ser cualquiera de los existentes trastornos de Pica y hay una gran cantidad de transtornos que se ajustan a nuestro tema, pero que he querido dejar fuera porque son muchos y el tiempo es poco, por lo que me voy a centrar en los dos más famosos: La anorexia y la bulimia.

Como sé que hay algunos que no saben muy bien cuál es la diferencia entre una y otra (la desinformación y el repetido uso de ambos términos para expresar lo mismo han ayudado a ello), voy a explicar brevemente en qué consiste cada una: 

  • La anorexia es esa enfermedad en la que una persona que puede estar perfectamente saludable se ve a sí misma con sobrepeso e, incluso, obesidad, haciendo que se preocupen enormemente del peso y su constitución cuando, en realidad, están derivando en un estado de delgadez bastante insalubre. Además, se puede llegar al punto de provocarse el vómito o usar laxantes para echar fuera todo lo que han comido y así evitar engordar más.


Aquí tenemos a Valeria Levitina, una mujer que con 39 años a fecha de 2013 (no sé si aún sigue viva) pesaba la friolera de 25 kilos. En su adolescencia estaba bastante saludable, pero tanto la actitud sobreprotectora de la madre como los comentarios de las agencias de modelos de "tienes demasiada carne pegada a los huesos" hicieron que cayera poco a poco en éste estado.

  • Sin embargo, las bulímicas no se ven gordas y suelen tener un cuerpo normal o, en algunos casos, con algo de sobrepeso, pero en éste caso la enfermedad se caracteriza por las copiosas comidas que realiza el sujeto (a veces sin masticar siquiera), el profundo sentimiento de culpa que ésto les causa y la posterior inducción al vómito o uso de laxantes para expulsar toda la cantidad de comida engullida. Y para colmo, ésta enfermedad es bastante difícil de detectar, o al menos no hasta un punto avanzado, donde el afectado presenta ya un cambio de peso bastante radical y nada saludable.


Con ambas enfermedades ya explicadas y diferenciadas, puedo dar paso a la habitual mala leche que suelo tener en éste artículo junto con el enorme cabreo que me produce éste tema. Soy una persona que por lo general suele entender las cosas. No es que sea un puto genio táctico, pero creo tener una inteligencia lo suficientemente elevada como para poder entender bastantes cosas. Pues bien, parece que ésta no es una de ellas. ¿En qué puta mente de lunático retorcido mefistofélico puede caber que las personas atractivas tengan que parecerse a un Draugr (Los zombies de la mitología nórdica, aunque probablemente más de uno aquí los conozca por su recurrente aparición en el videojuego The Elder Scrolls V: Skyrim)? ¿Quién es el puñetero degenerado capitalista que empezó esta moda de mierda? ¿Quién cojones es el empresario trajeado bastardo que decide, según la época, qué es atractivo y qué no? Porque no sé, pero ese hijo de puta debería esconderse bastante bien, porque se merece una buena patada en la boca... ¿Qué una? Dos, tres, cuatro, cinco... Las que hagan falta hasta que se le parta la mandíbula y se quede la lengua colgando sin orden alguno para luego poder arrancársela, comérmela delante suya y decirle "¿Qué, cabrón? ¿Te gusta ver cómo como?" y luego meterle el brazo por dentro del esófago, arrancarle el corazón y exprimírselo en su puta cara para después dárselo de comer a Lula, el Yorkshire de mi madre. Y créanme, eso no sería suficiente, pues millones y millones de personas han sufrido mucho más durante toda su enfermedad (si es que han logrado salir de ella, porque hay muchos que mueren por ello). Normalmente soy una persona pacífica, no soy nada violento, me suelo llevar bien con la gente... Pero hay cosas que simplemente me hacen pensar que la ira, al lado de lo que yo siento, es una simple carcajada.

Bueno, dejando ya los iracundos comentarios a un lado, he de decir que es absolutamente lamentable que, por culpa de la sed incontenible de dinero de unos, otros se enfermen y mueran de formas atroces sólo para cumplir con ese ideal que se les plantea como adecuado... Pero más triste aún es que la gente tenga tan poco amor por sí mismos y tantas ganas de... no sé... ¿ser popular, atractivo para los demás, ser aceptado por una sociedad enferma y bastarda? que sea capaz de renunciar a su bienestar corporal y mental de una forma tan radical. Gente pasando hambre de verdad en el mundo, gente que vive con la delgadez extrema día a día porque no les queda otro remedio... ¿Y tú te coges trabes mentales por lo que te diga un anuncio cuyo responsable es un modista italiano que tiene el mismo conocimiento de anatomía femenina (o masculina) real que yo de ingeniería aeronáutica? No sé yo, pero creo que es hora de que empecemos a amarnos a nosotros mismos y dejemos a un lado a la sociedad. Lo dice un tío que, si bien no he llegado a sufrir una enfermedad como éstas, sí fui una persona como el mismo carisma que un zapato y bueno... Aprendiendo de los errores del pasado me convertí en Forelli, un tío que ahora se ama más a sí mismo que otra cosa (pero sin llegar al egocentrismo). Creo que todo el mundo tiene su propio Forelli dentro y deberíamos poder alcanzarlo sin necesidad de hacernos daño físico ni psicológico.

Bueno, señores, quizás en éste artículo no haya dado la cantidad de datos que normalmente suelo dejar en éste tipo de entradas, pero sentía que tenía que expresar por algún sitio el cabreo que me proporcionaba éste tema (y ya saben, ésta sección es más subjetiva que VOT y, por tanto, está sujeto a que haya más mala leche en ella). Tengo que agradecerles a Rebeca y a Borja por darme la idea mientras discutían sobre el tema en Facebook (Soy Forelli y las ideas vienen de todos lados), así que señores... Ésta soez y deslenguada entrada llena de insultos y violencia gratuita va dedicado a ustedes.

Para el próximo mes, y gracias a un par de ideas que me ha comentado Terra (una persona que conocí hace poco pero que me cae bastante bien) hablaré sobre videojuegos. ¿En qué sentido exactamente? No lo sé, pero esa entrada irá dedicada a él por su cumpleaños.

Mientras tanto, yo me despido, que hay más proyectos esperándome.

¡Hasta la próxima!

PD: Si por casualidad alguno de los presentes va a defender la anorexia y la bulimia como algo bueno, que sepan que tengo al Juez Dredd vigilando para que les pegue una tremenda piña.

Si a un Alien le hace eso, imagínense lo que les hará a ustedes... Yo que ustedes me lo pensaba dos veces...

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