viernes, 28 de marzo de 2014

Momentos Bizarros de mi Vida Nº 9: Números Grandes

No hace mucho que en Radio Forellia hablé sobre Magic: The Gathering, un juego de cartas intercambiables que ha encandilado no solo al que aquí les escribe, sino a casi todo hijo de vecino cercano a mí que lo ha probado (Pueden oír el programa en la pestaña de Emisiones de Radio Forellia que ven arriba o directamente se meten aquí y ahorran tiempo). Probablemente no sabrán casi nada del juego, por lo que voy a explicarlo a grandes rasgos para que sepan un poco de lo raro que es lo que tuvo lugar en el día de ayer: El juego consiste en que dos jugadores adoptan el papel de unos magos llamados Planeswalkers (Caminantes de planos), que poseen el poder de viajar entre los distintos "universos" (no lo son realmente, pero es una forma de explicarlo) llamados Planos y pertenecientes al Multiverso (Para más información de ellos, vengan aquí). Los Planeswalkers, al tener esa habilidad, pueden usar hechizos de todos y cada uno de los Planos o regiones para derrotar a otros magos en una batalla llena de criaturas, conjuros, encantamientos y artefactos. Estos hechizos son representados en las cartas como páginas de un libro de hechizos que puedes personalizar a tu propia medida y según como te sientas más cómodo a la hora de jugar.

Explicado el tema de la ambientación, paso a hablar sobre el objetivo último del juego, que es nada más y nada menos que quitarle todas las vidas al jugador contrario (en un uno contra uno cada jugador empieza con 20 vidas) a través de una estrategia que impida, a su vez, que el rival te quite las tuyas. En Magic hay cinco colores, cada uno con su estilo de juego particular y sus puntos fuertes y débiles: Blanco, Negro, Rojo, Azul y Verde. Para no atiborrarlos de datos, basta con que sepan que mi baraja es Blanca y Negra, la cuál está especializada en ganar vidas a porrillo y chetar a las criaturas a base de encantamientos que les otorgan mayor fuerza y resistencia además de jugosas habilidades que les conceden ventajas sobre las del contrario. Pues bien, en la noche del jueves, tras salir de clase, salí con Aleisi, Cardo, Oropez y Agoncas a pasar una noche entre colegas con un poco de comida y abundantes partidas de Magic. Lo que aquí voy a relatar tiene lugar en una última partida que echamos entre Agoncas y yo, que empezó como a las dos de la mañana y terminó a las tres y media.

domingo, 23 de marzo de 2014

Programa del 23/03/14

Tema de la semana: Muertes de famosos... ¿Por qué tanta relevancia?



Hoy explico por qué no ha habido programa en las últimas dos semanas y reflexiono sobre la sobreestimación que se hace de las personas famosas que han fallecido con motivo del fallecimiento de Adolfo Suárez.

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martes, 18 de marzo de 2014

La Crítica del Mes (Marzo 2014): Humor negro y otras tonterías

El humor negro es algo que nunca me hizo especial gracia en un principio. Entonces, ¿por qué tengo dos amigos que sueltan chistes de ésta índole más que comer, cagar y dormir juntos? Ni lo sé ni me interesa. Pero antes que nada y para entender esta entrada, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Qué es el humor negro? Según Wikipedia, es "un tipo de humor que se ejerce a propósito de cosas que suscitarían, contempladas desde otra perspectiva, piedad, terror, lástima o emociones parecidas. Cuestiona situaciones sociales que generalmente son serias mediante la sátira". Y para muestra, voy a contarles un chiste que vi ayer publicado en 4chan que me ha parecido una muestra indiscutible de este tipo de "humor":

Iba el presidente Obama por la calle, cuando de repente ve a un niño chino que se dedica a pegarle patadas a una lata escaleras abajo, luego iba a recogerla abajo y le pegaba otra patada ya en la punta arriba para repetir el proceso. En esto que Obama decide preguntarle al niño "Hijo, ¿por qué le pegas patadas a la lata todo el tiempo?" Y el niño responde "Es que es una lata especial. Si la tiras de una escalera abajo, te dice el nombre de tus antepasados. Mira, mira". El niño le pega una patada a la lata y se oye CHING CHANG CHONG. Entonces le dice el niño "¿Quieres probarlo tú?" y Obama, que no tenía nada que perder, decidió probarlo. La lata al caer sono CHIM PAN CÉ.

¿Les gustó? ¿No? ¿Creen que soy mala persona? Pues no veo que le digan lo mismo a otros que cuentan cosas como ésta todo el tiempo e incluso peores, háganselo mirar...

El asunto es el siguiente: El humor negro no es malo per se. Es decir, se pueden contar chistes de humor negro, como también se puede leer la biblia o hacer footing a las 7 de la mañana, pero hay unos límites. Ya no digo de contenido, sino de frecuencia. Cuando una persona cuenta diez mil chistes racistas por microsegundo, uno puede pensar que la persona en efecto es racista. Dirán "No, pero es que el humor negro es así, ¿no es mejor reirnos de los problemas cotidianos de esta sociedad?" o "¿No sabes lo que es el humor negro? Entonces mejor que sigas así". Sé lo que es el humor negro, pero si te pasas con él es normal que alguien termine cabreándose. Hay algo que se llama variedad, y las personas de otras razas no son lo único de lo que se puede sacar chistes. Y ya no hablemos de chistes contados, que no es el tema que realmente me trae aquí, sino entradas o comentarios como el famoso "Le comía toas las tetas" a una foto de una mujer con cáncer de pecho a la que hubo que extirpárselos por la susodicha enfermedad o aquella frase de "¿Hay diccionario Español-Suajili - Suajili-Español?".

No es mi intención censurar ni recriminar a nadie por lo que diga y haga, pero son ejemplos que me parecen tan buenos como el que puse más arriba de 4chan. El casoes que si de verdad tienes un problema con algo o alguien, ¿no es mejor reconocerlo directamente y dejar de refugiarse en "el humor"? Porque no sé, yo uso el humor para pegarle cogotazos (figurados) a alguien por algo determinado, pero no por ello ni digo "fue un chiste, no me pegues" y reconozco que me metí con alguien (aunque si alguien se ofende por una frase donde no se dan nombres, por algo debe ser) ni tengo la potestad de meterme con su raza o su gente. Tampoco tengo derecho de generalizar. Que Sardina esté llena de cuestas y coyos por metro cuadrado no hace que todos sus habitantes lo sean. Mis amigos Enrique y Manuel Alberto viven allí y son muy buena gente, por lo que ellos no deben culpa de lo que hagan los demás. O, extrapolándose a las razas, que me caiga mal una persona negra (porque puede pasar, son personas al igual que nosotros y todos no somos compatibles, aunque la gente si no te llevas bien con un negro ya te llaman racista) no quiere decir que todos los que tienen la piel de su misma tonalidad sean igual. Y menos tengo derecho de decir cosas de tan mal gusto como que los negros son "monos de la selva" o que los latinos son todos "unos indios de mierda".

Con lo sano que es contar un chiste de borrachos, uno de Jaimito, uno de ésos que sólo los canarios podemos entender... ¿Para qué cebarnos con los demás por sus características y defectos como si fuésemos un dictador fascista? Y si tu objetivo es meterte con alguien directamente, no te refugies en "es un chiste, te lo has tomado mal, no tienes derecho a recriminármelo"  porque cualquiera tiene todo el derecho a recriminarte que hayas dicho que, por ejemplo, los judíos son todos unos ávaros porque no todos son así (a pesar de que hay ejemplos como el viejo de Empeños a lo Bestia que cumplen con el puto estereotipo, pero eso es harina de otro costal) y porque probablemente te lo mereces, porque has contado el chiste de una manera que puede dar lugar a malentendidos.

En resumen, señores: Es cierto que es sano reírse de todo y más de uno mismo, pero hay que controlarse. Llega un punto en el que te ríes más de todo lo demás hasta un punto encarnizadamente extremo que de ti mismo y llegas a faltar al respeto con los chistes. ¿Mi conclusión? Que cada uno haga lo que quiera y los siga contando si quiere, yo no soy nadie para obligarles a no hacer nada, pero que no esperen que les ría las gracias o siquiera les apoye en semejantes barbaridades. ¿Por qué? Porque a mí me parecen más una falta de respeto que una forma sana de reírse, aunque no por ello voy a dejar de llevarme con nadie. Pero lo dicho, es mi opinión y es como yo veo las cosas.